me duele el alma Reviewed by Momizat on . Hoy el chico de la bengala, por lo que dice la prensa y los vecinos, era un chico perfecto, inteligente, el mejor! de que?? Eso no fue un accidente, ese chico e Hoy el chico de la bengala, por lo que dice la prensa y los vecinos, era un chico perfecto, inteligente, el mejor! de que?? Eso no fue un accidente, ese chico e Rating: 0
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me duele el alma

me duele el alma

Hoy el chico de la bengala, por lo que dice la prensa y los vecinos, era un chico perfecto, inteligente, el mejor! de que?? Eso no fue un accidente, ese chico es idiota o asesino, no tiene otro calificativo. Fue astuto para pasar la bengala escondida, ahora derivarán las culpas a las autoridades que debían controlar el ingreso, también culparán al pescador que le obsequió la bengala y posiblemente acusen al fabricante de las bengalas. Ahora, digo, cromañón no sirvió? Bueno tal vez el hecho esté muy lejano en tiempo y este individuo no lee los diarios. ¿Se sabe a ciencia cierta que no se pueden explotar bengalas en ningún lado, recital, partido deportivo, etc.?????? El imbécil que la transportó lo sabía, la tenía clara, o no la hubiera escondido, verdad?? Entonces que se discute aquí?? un buen juicio que siente precedentes es lo que necesitamos, si había otra bengala en ese momento, ambos portadores de bengalas deberán ir presos, tal vez esta sea la única manera de enseñar, a nadie le importa nada, saben que contando una triste historia, llorando un poco, tirando unos cuantos mangos, gozarán de total impunidad y asi estamos. El día que falleció el muchachito, escribí con mucha bronca, somos un pais de mierda, ojalá pueda dejar de decirlo algún día. Dios no permita mas cromañones, mas callejeros, renga, redondos o lo que sea, Boca y river, san lorenzo y huracán, teñidos de dolor, de sangre, de fuego, de muerte. Pero antes de pedirle a Dios, hagamos mea culpa y comencemos a proceder decentemente, como corresponde, sin jugadas raras, sin pioladas y no cerremos nuestros cerebros y menos nuestros corazones, algún día nos puede tocar a nosotros.

De: Alicia Maria Cacac

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